El boom del corsé
Ocultamiento y liberación del cuerpo femenino
Durante el siglo XIX se produjo una notable transformación de la relación entre los sexos. El cambio de estilo en la vestimenta durante este periodo puede interpretarse como una alegoría de lo que esto significó para las mujeres. Cuanto más buscara la mujer cumplir con las exigencias sociales con respecto al “pudor” y a la “moral”, menos podían reconocerse sus formas naturales. Dicho cubrimiento y ocultamiento del cuerpo femenino se consideró natural hasta que se produjeron los primeros quiebres en el orden prevaleciente, señalando así el comienzo gradual de una transformación radical en la sociedad.
Emilie Flöge
Diseñadora de moda (1874—1952)
Emilie Flöge consideró el corsé como una camisa de fuerza que el sexo femenino se vio obligado a usar por las exigencias sociales. Estas armaduras con varillas de acero degradaban a la mujer a personajes fantásticos inestables que hacían suspirar a la vez que las dejaban sin aliento. Emilie Flöge se contrapuso a esta condición insostenible con la introducción de la llamada Reformkleidung (vestimenta de la Reforma). En su salón de moda vienés Schwestern Flöge (Hnas. Flöge), fundado en 1904 junto con sus hermanas, vendía vestidos no entallados. Su salón pronto se convirtió en un centro de moda de referencia en Viena. Llegó a contratar hasta 80 modistas y mantuvo contacto con las diseñadoras más destacadas de Europa incluyendo a Coco Chanel. Flöge sostenía que el primer derecho que las mujeres debían exigir era el derecho a respirar y, por consiguiente, todo lo demás llegaría por sí solo. Los artistas de la Secesión Vienesa, incluso los hombres, la apoyaron en su misión. El arquitecto Adolf Loos escribió artículos críticos en contra de la moda femenina reinante y Koloman Moser, Gustav Klimt y otros artistas de la Wiener Werkstätte diseñaron para ella vestimenta y joyería. Hasta la muerte de Klimt en 1918 ella fue su gran confidente. En 1938 tuvo que cerrar el salón de moda, ya que con el Anschluss (Anexión de Austria a la Alemania Nazi) perdió gran parte de sus clientes. Murió el 26 de mayo de 1952 en Viena.
Rosa Mayreder
Artista, defensora de los derechos de la mujer (1858—1938)
Rosa Mayreder fue una mujer que desde muy pronto luchó contra el confinamiento social del cuerpo femenino. “Mi ira en contra del corsé como herramienta de condicionamiento aumentó hasta tal punto que a los dieciocho simplemente dejé de usarlo”, escribió. De esta manera se había adelantado, en 1876, por casi una generación a su época. En 1902 todavía no se había ganado la lucha contra el corsé. Fue entonces cuando Mayreder, en aquel momento presidente del Allgemeiner Österreichischer Frauenverein (Asociación General Austriaca de Mujeres) dedicó en marzo de 1902 una publicación completa de su revista Dokumente der Frauen (Documentos de las Mujeres) a esta cuestión. Esta incluía textos de personalidades con influencia en el mundo de la cultura y de la medicina, que se oponían al uso del corsé ya que lo consideraban dañino para la salud. Dicha publicación fue la que tuvo más éxito de la revista. Rosa Mayreder fue una pintora con talento, cuyas obras se exhibieron desde Viena pasando por Berlín e incluso Chicago, y también fue una escritora que creó el libreto para la ópera Der Corregidor (El Corregidor) de Hugo Wolf y publicó noveletas (Novellen) y novelas (Romane). Destacó, sin embargo, en ensayos sobre temas filosóficos y ciencias sociales. En estos, se oponía a los papeles asignados a la mujer y a su discriminación, creando clásicos como Zur Kritik der Weiblichkeit (Hacia una crítica de la femineidad) (1905) (en inglés: A Survey of the Women Problem, 1912), Geschlecht und Kultur (Sexo y cultura) (1923) (en inglés: Sex und Culture) y Der letzte Gott (1933) (en inglés: The Last God). Mayreder murió en 1938 en Viena.
Bertha von Suttner
Escritora y pacifista (1843—1914)
La Conferencia Internacional por la Paz celebrada en La Haya en 1907 trajo consigo una profunda frustración para los pacifistas europeos. Fue en particular la escritora y pacifista Bertha von Suttner (1843-1914) quien anticipó la inminente tragedia para la humanidad. En aquella época se consideraba a los pacifistas como cobardes traidores y personas que corrompían la patria. Es por ello que Bertha von Suttner luchaba por una batalla perdida a pesar de que su novela Die Waffen nieder! (¡Abajo las armas!) (1889) (en inglés: Lay Down Your Arms!) había sido un éxito de ventas en el momento de su publicación. Alfred Nobel, quien se convirtió en el hombre más rico del mundo gracias a la invención de la dinamita, apoyó de forma generosa la actividad pacifista de von Suttner, quien en 1873 fue durante algunas semanas su secretaria. Nobel llegó a ser incluso miembro de la Österreichische Friedensgesellschaft (Asociación Austriaca por la Paz). La convicción irrevocable de von Suttner de que las guerras no eran inevitables, como siempre se volvía a argumentar, había sido analizada por la prensa con burla. Decían que era una histérica y que solo era una mujer y de este modo relegaron su lucha heroica por la paz a una mera batalla de sexos: los hombres son de Marte y las mujeres de Venus. El 1 de diciembre de 1905, Bertha von Suttner se encontraba en Wiesbaden para pronunciar un discurso acerca del movimiento por la paz cuando se le pidió que pagara por un telegrama que había llegado para ella. Al principio se negó; sin embargo, finalmente aceptó pagar. Más tarde en su diario escribiría que “valió la pena el esfuerzo”, ya que dicho telegrama le informaba que había sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz. A pesar de ello, la situación de los pacifistas se tornó más precaria que nunca, con toda Europa anticipando – o incluso deseando – la guerra que se avecinaba en el horizonte. Bertha von Suttner comenzó a planificar otra gran conferencia mundial por la paz que se realizaría en otoño de 1914 en Viena. Sin embargo, murió el 21 de junio de 1914 a la edad de 71 años. Una semana más tarde, los disparos en Sarajevo provocarían el estallido de la Primera Guerra Mundial.
Clara Sperlich-Tlučhoř
Educadora (1869—1939)
“Su postura se inclina hacia adelante, con el pecho hundido y la pelvis apenas inclinada. Las madres preocupadas intentan corregir estas deficiencias estéticas con corsé y medios que enderezaban la espalda y rozaban la barbarie.” Clara Sperlich-Tlučhoř luchó con pasión contra el mandato del uso del corsé. Como maestra de educación física condenó de forma categórica su uso y dedicó toda su vida de manera incansable a abogar por la enseñanza de la educación física para las niñas como una contramedida a dicha tortura. Hacia finales del siglo escribió numerosos ensayos acerca de este tema que mostraban cómo la educación física, además de ser saludable, podía beneficiar a las alumnas tanto desde el punto de vista psicológico como social. Creó conceptos y series de ejercicios dirigidos específicamente a este tipo de formación física, que fue adoptada de forma gradual en el plan escolar durante las primeras décadas del siglo XX. En estos años también publicó importantes escritos pedagógicos, como Die Zahnpflege unserer Schulkinder (El cuidado dental de nuestros escolares) (1916) o Erhöhte Reinlichkeitspflege zur Verhütung ansteckender Krankheiten (Elevado cuidado de la higiene para la prevención de enfermedades contagiosas) (1921).